martes, 21 de agosto de 2012

CONTAMINACION EN LOS OCEANOS
Los océanos son el último sumidero para gran parte de los desechos de las actividades humanas. Los ríos arrastran llevan las aguas contaminadas a los mares. Las comunidades costeras liberan las aguas negras sin tratamiento alguno, además de grandes cantidades de desechos sólidos y compuestos químicos contaminantes.
   En 1970, la Oficina de Administración de Desechos Sólidos de Estados Unidos informó que este país vacía anualmente al mar cerca de 50 millones de toneladas de desechos, los cuales son llevados mar adentro por buque-tanques o barcazas. No están incluidos los arrastrados por las aguas negras que son descargadas al mar y los arrojados a lo largo de las costas de los océanos Atlántico y Pacífico y el Golfo de México.


peces muertos
  Los desechos industriales se componen de desperdicios de la perforación, explotación y de refinerías de petróleo, de fábricas de plaguicidas, de fábricas de papel, de las siderúrgicas, de acabado metálico, de operaciones de electro deposición de metales y una gran diversidad de productos químicos y de materiales. La oficina de la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos calcula que se están vaciando a los mares cerca de 500 mil diferentes clases de sustancias químicas. Algunos países arrojan en aguas profundas de los mares materiales radiactivos en recipientes sellados.
   Finlandia y Polonia se han quejado continuamente de la contaminación de las aguas profundas del mar Báltico provocada por los desechos industriales arrojados y Francia e Italia cierran periódicamente sus playas debido a la contaminación generada por las aguas negras.
   Se dice que los océanos en zonas de aguas profundas pueden diluir, dispersar y degradar grandes cantidades de aguas negras, algunos desechos industriales y petróleo. En esto se presenta una controversia entre los científicos, algunos afirman que es mucho más seguro arrojar al mar en zonas Naufragiosprofundas la mayoría de los desechos de las aguas negras y diversos desechos tóxicos y radiactivos que ponerlos bajo tierra o incinerarlos, mientras que otros aseguran que la vida marina es seriamente afectada por éstas actividades.
Otros científicos señalan que se sabe menos acerca de las profundidades de los océanos que del espacio exterior, y añaden que utilizar los océanos como vertedero para soportar las consecuencias del derroche de nuestro estilo de vida puede rebasar su capacidad de dilución y renovación. Utilizar los océanos como vertederos de nuestros desechos retrasa la urgente necesidad de prevenir su contaminación. 
 Los efectos de la contaminación por petróleo

                                               
Los efectos del petróleo sobre los ecosistemas marinos dependen de factores como: tipo de petróleo (crudo o refinado), cantidad, distancia del sitio contaminado con la playa, época del año, condiciones atmosféricas, temperatura media del agua y corrientes oceánicas.
                                                           agua empetrolada
    Los hidrocarburos forman con el agua una capa impermeable que obstaculiza el paso de la luz solar que utiliza el fitoplancton para realizar el proceso de la fotosíntesis, interfiere el intercambio gaseoso, cubren la piel y las branquias de los animales acuáticos provocándoles la muerte por asfixia.
    El petróleo derramado en el mar se evapora o es degradado en un proceso muy lento por bacterias. Los hidrocarburos orgánicos volátiles matan inmediatamente a varios tipos de organismos acuáticos, especialmente en etapa larvaria. En las aguas calientes se evapora a la atmósfera la mayor parte de este tipo de hidrocarburos en uno o dos días, y en aguas frías este proceso puede tardar hasta una semana
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 Los desechos industriales en los océanos    
 Utilizar las costas marinas como vaciadero de desechos industriales y otros subproductos de las actividades todavía se sigue haciendo en muchos países desarrollados y subdesarrollados, por lo que la contaminación de las aguas marinas es un problema muy grave. Entre los mares contaminados por este tipo de sustancias que sufren las consecuencias se encuentran el mar Negro, el del Norte, el Mediterráneo, el Adriático, el de Arabia y el Golfo Pérsico.
    Solamente Estados Unidos arroja, legalmente en barcos y barcazas, cada año más de 172 millones de toneladas de desechos sólidos en 109 lugares de las costas del Atlántico, del Pacifico y del Golfo de México. Cerca del 80 % de esos desechos son materiales extraídos por dragado de los fondos de los puertos y ríos realizados para mantener abiertos los canales de navegación; el  20 %  restante de los contaminantes arrojados por los barcos están formados por desechos del tratamiento de las aguas negras y productos químicos tóxicos. También la Gran Bretaña arroja al océano grandes cantidades de desperdicios contaminantes.
    Algunos de los ambientalistas consideran que debe prohibirse utilizar los mares y los océanos como vertederos de desechos industriales y demás productos contaminantes, sin embargo, otros creen que la descarga de los contaminantes a los océanos es más seguro que enterrarlos.
    Los países podrían prohibir que las aguas de su jurisdicción sean utilizadas como tiraderos de basura y un tratado internacional podría proteger las aguas internacionales, pero tales medidas son difíciles de hacer respetar debido a grandes intereses de los países.
 
Aunque hoy parezca difícil de creer, a mediados del siglo XX todavía había muchos científicos que defendían fervientemente que los océanos eran tan grandes que podían absorber y diluir la contaminación que generábamos los humanos y que, ya entonces, se vertía de manera descontrolada.
En aquellos años, la preocupación medioambiental era un tema menor que no merecía la atención de prensa, radio y televisión. Hubo que esperar hasta finales de los '60, con las mareas negras y las subsiguientes tragedias en la vida marina que provocaron los hundimientos de los petroleros Torrey Canyon y Santa Barbara, para que los medios internacionales alertaran a la opinión pública del daño que estábamos causando en los océanos.
El desastre del Torrey Canyon
Ya en 1972, las Naciones Unidas impulsaron la firma de la Convención de Londres, que aunque no prohibía la contaminación marina, sí que estableció por primera vez una lista de sustancias, entre las que se encontraban los desechos radiactivos y compuestos como el cianuro, que no debían ser arrojadas descontroladamente a los océanos.
Los firmantes, asimismo, incorporaron una lista gris de elementos que, aunque no prohibieron, sí que dictaminaron que debían ser regulados y controlados por las autoridades de cada país. La normativa, que sólo era aplicable a los desechos procedentes de los barcos y no hacía mención alguna a las tuberías que lanzaban alegremente sus vertidos a los mares, no entró en vigor hasta 1975.
Más de 30 años han transcurrido desde entonces, pero la situación de los mares no ha hecho sino empeorar. El aumento de la población, la falta de una legislación global estricta, clara y severa que persiga y castigue a las empresas infractoras, el número creciente de países industrializados, la polución de los ríos, los vertidos de los barcos, las aguas fecales, los millones y millones de toneladas de plásticos que lanzamos despreocupadamente a los mares y que acaban con la vida de un sinfín de animales o el uso y abuso de pesticidas, DDTs, dioxinas y metales pesados son todas ellas causas de primer orden que explican el paulatino deterioramiento de las condiciones en los océanos.
Uno de los ejemplos más claros de las consecuencias que están ocasionando los vertidos incontrolados en los océanos sobre los ecosistemas marinos lo descubrió casualmente el oceanógrafo estadounidense Charles Moore en 1997 mientras se encontraba inmerso en una expedición científica entre Los Ángeles y Hawai.